El teleobjetivo es una de las primeras lentes que nos solemos comprar cuando nos hacemos con una cámara de objetivos intercambiables. Además, muchas de las cámaras de lente fija que más se venden incorporan un zoom enorme. Y es que un buen “tele” da mucho juego. Buscar los elementos más lejanos para nuestras fotos nos seduce a todos, pero este tipo de fotografía requiere algunos conocimientos adicionales. Con estos consejos podemos sacar el máximo provecho a nuestro nuevo teleobjetivo, y evitar algunos de los errores más corrientes cuando utilizamos por primera vez estas lentes.
Teleobjetivo es igual a poca luz
Cualquier que haya trasteado un poco con los ajustes manuales de una cámara sabe que la fotografía es una lucha constante con la escasez de luz. Este problema se acentúa si hablamos de cámaras de gama media y teleobjetivos de principiante. La apertura del diafragma se va resintiendo cuando más forzamos la distancia focal. Hay que fijarse en los números, concretamente en los que llevan un “f” delante. Esta nos indica la apertura máxima del diafragma, y con ello la cantidad de luz que puede captar. Mejor y por supuesto más caro, cuanto más bajo sea este número.
En los teleobjetivos más baratos encontraremos cifras como f/4 – 5,6. Esto significa que la apertura máxima cuando utilizamos la longitud más angular es de f.4, pero cuando utilizamos el tele a tope será de 5,6. Es decir, a más zoom menos luz. Por eso es importante intentar compensar este hecho, buscando entornos bien iluminados cuando vayamos a utilizar al máximo nuestro teleobjetivo.
Velocidades de obturación
El teleobjetivo es simplemente una lente que amplía, y por tanto recorta la imagen. Esto tiene un desagradable efecto secundario: cuando movemos un poco la cámara, nuestra tele se mueve un montón. Por eso hay que tener cuidado con las velocidades de obturación bajas. Y es que si no prestamos atención en este sentido, es posible que muchas de nuestras fotos acaben trepidadas. Así que si vamos a jugar mucho el tele, lo mejor es optar por velocidades de obturación lo más rápidas posibles.
El Estabilizador de imagen
Estos problemas no son desconocidos para los fabricantes, por lo que muchos intentan minimizarlos en la medida de lo posible. Un buen complemento a las velocidades altas es un estabilizador de imagen, una opción con la que cuentan algunos teleobjetivos del mercado. Fijarse en sí cuenta o no con ello antes de comprarlo y activarlo cuando contemos con ello nos ayudará a tomar mejores fotos con nuestro teleobjetivo.
Los planos
Normalmente solemos decir que los teleobjetivos “aplanan” las imágenes. La explicación real es un poco más complicada, pero lo importante es saber que cuanto más forcemos la distancia focal más se incrementará este efecto. Como todo en el mundo de la fotografía, esto no es ni bueno ni malo, sino simplemente algo que hay que tener en cuenta. Podemos jugar con este efecto a nuestro favor juntando planos en paisajes que están muy alejados, poniendo este efecto a nuestra disposición, pero hay que tener cuidado si no queremos que alguna foto en la que haya varias escenas diferentes nos quede demasiado simple.
La profundidad de campo
Este el otro efecto fundamental de los teleobjetivos que tenemos que tener en cuenta. Cuanto más acusemos el uso de la tele, lo normal es que la profundidad de campo, la distancia que queda enfocada, disminuya. Al igual que con los planos, este es un efecto que podemos utilizar a nuestro favor o puede arruinarnos la foto.
Es muy habitual aprovechar la ausencia de profundidad de campo de las teles para hacer retratos, centrando la atención en la cara del retratado. Para paisajes suele ser una opción poco deseable, pues dejará fuera de foco una buena parte de los elementos que lo componen.
